Empresas de Familia
Las Empresas familiares deben incluir miembros de la familia que le den sentido como tal. Existen distintos roles dentro de la organización donde los miembros pueden actuar: órganos de gobierno o funciones ejecutivas, diferentes áreas y sectores. Mas no todo vale, y este principio fundamental hay que apuntalarlo desde cada órgano y herramienta principal de las EF.
Tal vez en el futuro se cuente con la tecnología y la autorización para manipular genéticamente los perfiles de los sucesores de padres o abuelos fundadores de empresas que han sido exitosas, permitiendo así el traspaso generacional. Sin embargo en el presente esa opción no existe. La realidad es que los padres tienen hijos y cada uno lleva su singularidad desde el momento en que nace.
En situaciones de Familias no empresarias, los padres suelen buscar influir lo menos posible en las elecciones de sus hijos (al menos conscientemente). Con eso se busca que los adolescentes y jóvenes vayan encontrando el rumbo respecto a qué hacer con su tiempo en su vida adulta, respetando su deseo (el del hijo) como timón y brújula. Ello no implica que no exista influencia, hasta interferencias de los padres en las decisiones de los hijos, pero lo habitual, lo recomendable es que los hijos encuentren su camino en el marco de la mayor libertad posible. Si un padre artista desea que su hijo sea artista porque considera que es un excelente camino en la vida es una cosa. Si lo desea para fundar un centro de arte para potenciar la marca de su apellido como artistas, ya podríamos encontrar la presencia de un germen de Empresa de Familia.
En el contexto de Familias Empresarias ¿debería variar esta concepción?
Presentar una respuesta de blanco o negro no será el foco del presente. Sino que articularemos esta pregunta para poder operar con ella.
Al entrar en el mundo de las Empresa de Familia, entramos de lleno en el mundo del trabajo y de las organizaciones con fines de lucro. Inicialmente introduciremos un primer aspecto que consideramos relevante: un eje… un eje compuesto de tres palabras claves del hacer: Saber – Querer – Poder.
Estas tres palabras se articulan en interrogantes sustanciales a la hora de desarrollar toda actividad laboral (en rigor toda actividad en general, pero aquí nos centraremos en el ámbito que nos compete, el mundo del trabajo)...
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